domingo, 19 de junio de 2011

Salvame el domingo, dale.

Con una amiga, vivimos rogando que los domingos no sean violentos. El clima no ayuda, la mayor parte del otoño y del invierno levantas las persianas, y las nubes tomaron el cielo, así es mucho más difícil arrancar el día.

Connotación de que se termina o empieza la semana, el domingo pelea cabeza a cabeza con el lunes por el ser el día mas odiado. Yo creía que era por ser el antecesor del comienzo de la rutina, pero no. Los domingos son violentos, porque son melancólicos, porque suelen ser aburridos, porque dan tiempo para pensar.

El domingo es violento porque hace pensar. El domingo es balance, y ¿quién no le tiene miedo al balance?

El domingo es aburrido porque en la tele no hay nada interesante, porque en Cabildo está todo cerrado, porque el frio te obliga a encerrarte en un shopping.

El domingo es melancólico para el soltero, o el que extraña y ni hablar de los domingos con resaca de la noche anterior que ya termino.

El domingo disfruta sus primeras horas de madrugada, porque en secreto siempre anheló ser sábado.

El domingo es abrir los ojos y ver el otro lado de la cama vacío, el cielo nublado y las ganas de que estes conmigo.

En conclusión, hagamos planes para que los domingos no ataquen el alma. Hagamos planes para que los domingos no sean violentos.

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