martes, 18 de octubre de 2011

Esta vez, bien bajito.

Hoy te lo dije, bajito para que no lo escuches del todo.
Hoy te lo dije, mientras dormías, porque te queda en el sueño.
Todavía no puedo, aunque quiero.
Ojalá aunque fue bien bajito, lo hayas escuchado.

martes, 16 de agosto de 2011

Hoy a la mañana

Me desperté de la pesadilla y estabas al lado mío.
En silencio te dije, que no hay que me guste más que vos durmiendo conmigo.

miércoles, 27 de julio de 2011

Realidad

Tenía miedo, simplemente eso. Miedo a haber dado hasta lo último y que no haya valido la pena. Parada en esa esquina, una noche fría clavó su ancla, y aceptó la realidad, “hasta acá llegué sola no puedo más”.

domingo, 19 de junio de 2011

Salvame el domingo, dale.

Con una amiga, vivimos rogando que los domingos no sean violentos. El clima no ayuda, la mayor parte del otoño y del invierno levantas las persianas, y las nubes tomaron el cielo, así es mucho más difícil arrancar el día.

Connotación de que se termina o empieza la semana, el domingo pelea cabeza a cabeza con el lunes por el ser el día mas odiado. Yo creía que era por ser el antecesor del comienzo de la rutina, pero no. Los domingos son violentos, porque son melancólicos, porque suelen ser aburridos, porque dan tiempo para pensar.

El domingo es violento porque hace pensar. El domingo es balance, y ¿quién no le tiene miedo al balance?

El domingo es aburrido porque en la tele no hay nada interesante, porque en Cabildo está todo cerrado, porque el frio te obliga a encerrarte en un shopping.

El domingo es melancólico para el soltero, o el que extraña y ni hablar de los domingos con resaca de la noche anterior que ya termino.

El domingo disfruta sus primeras horas de madrugada, porque en secreto siempre anheló ser sábado.

El domingo es abrir los ojos y ver el otro lado de la cama vacío, el cielo nublado y las ganas de que estes conmigo.

En conclusión, hagamos planes para que los domingos no ataquen el alma. Hagamos planes para que los domingos no sean violentos.

jueves, 16 de junio de 2011

Tengo dos grandes obsesiones: La memoria y los abrazos. Será por eso que mi autor preferido es Eduardo Galeano, porque el aborda como nadie ambos temas.
Mi obsesión por los abrazos, no me acuerdo cuando empezó, pero se acrecentó en el 2006, cuando me dijeron que se necesitaban 8 por día para ser feliz, esa estadistica de revista barata, me volvió loca, así que durante 4to y 5to año del cole, me la pasaba regalando y pidiendo abrazos a mis compañeros y amigas. No se si serán 1, 8 o 15 abrazos, pero puedo dar fe, que uno ve las cosas de otra manera cuando lo abrazan.
La otra es la memoria, en todo concepto de la palabra. Tengo mucha memoria, desde chica me acuerdo demasiadas cosas. A veces me juega malas pasadas, sobre todo la infinidad de veces que me recuerdo cosas, que preferiría olvidar.
Más alla que la memoria personal, me obsesiona la colectiva. La necesidad de tenerla, para recordar, para reivindicar, si no tenemos un pasado, no nos sirve el presente y no vamos a saber qué hacer en un futuro… todo plan tiene bases anteriores. Todo lo que va a venir después está marcado por lo que paso.

Memoria y abrazos, que no nos falten nunca.

martes, 14 de junio de 2011

Pronósticos

Otra vez el periodista que se encarga de decir cómo va estar el clima se había equivocado.
Asomada en la ventana, no veía rastros del supuesto chaparrón pronosticado.
No perdió el tiempo y se subió a la bici. Miró hacia el cielo y un árbol le tapaba el sol, era un día cálido para invernal julio.
Respiró hondo. En ese instante, en la esquina de Pampa y Melián, no pasaron más autos, ni gente, ni ruidos. Escuchó una música que sonaba en su cabeza y se olvidó de todo y sólo fue feliz.
El saberse viva la hizo sentirse completa, como hacía tiempo no lo había experimentado.