Asomada en la ventana, no veía rastros del supuesto chaparrón pronosticado.
No perdió el tiempo y se subió a la bici. Miró hacia el cielo y un árbol le tapaba el sol, era un día cálido para invernal julio.
Respiró hondo. En ese instante, en la esquina de Pampa y Melián, no pasaron más autos, ni gente, ni ruidos. Escuchó una música que sonaba en su cabeza y se olvidó de todo y sólo fue feliz.
El saberse viva la hizo sentirse completa, como hacía tiempo no lo había experimentado.
El saberse viva la hizo sentirse completa, como hacía tiempo no lo había experimentado.
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